El 22 de diciembre de 2015, la Asamblea General de las Naciones Unidas, decidió establecer un Día Internacional anual para reconocer el rol crítico que juegan las mujeres y las niñas en la ciencia y la tecnología, y así, se declaró mediante resolución que el 11 de febrero sea el “Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia”.
Hoy en día, las mujeres siguen encontrando obstáculos en el campo de la ciencia: según los datos de la UNESCO menos del 30% de investigadores científicos en el mundo son mujeres.
En nuestro país, ese dato se refleja en la composición del CONICET, y aunque el panorama es más alentador en Argentina que en el resto del mundo respecto al porcentaje de investigadoras, no es equitativa aún la participación en cargos de jerarquía o puestos de decisión, en donde la presencia de mujeres disminuye mientras mayor es el puesto. Muchas en la base, pocas en la cima.
Es importante que exista este día para visibilizar a las mujeres que hacen ciencia y tecnología, conocer su trabajo y reconocer sus nombres, porque no es que las mujeres no han sido parte a lo largo de la historia, sino que fueron invisibilizadas y es necesaria esa reparación histórica.
Al respecto, la Dra. Dora Barrancos, importante referente nacional por su trayectoria a favor de la igualdad de género, investigadora y miembro del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), afirma la importancia del reconocimiento de la mujer en los distintos campos de la ciencia y la tecnología y el importante rol de la historiografía en la actualidad.
“La participación de las mujeres en el conocimiento científico y tecnológico es desde siempre. Si bien la Argentina es considerada una excepción, la mujer siempre tiende a ser una minoría. El agravante es la falta de reconocimiento de sus producciones. Los estereotipos, los sesgos patriarcales, delimitaron, por un lado, cometidos científicos para varones y labores domésticas o ‘propias del sexo’ para la mujer”.
De esto, nos habla la campaña #NoMoreMatilda, de la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas, que buscan denunciar y visibilizar las consecuencias del “efecto Matilda”. Un prejuicio en contra de reconocer los logros de las mujeres científicas, cuyo trabajo a menudo se atribuye a sus colegas masculinos. Este fenómeno fue descrito por primera vez por la sufragista y abolicionista Matilda Joslyn Gage en su ensayo, “La mujer como inventora”.
Asimismo, hacen hincapié en una de las consecuencias, como es la baja participación de niñas y adolescentes en carreras científicas y tecnológicas, por la falta de referentes que fomenten la vocación y participación científica en la temprana edad.
Otro dato interesante en un contexto además de pandemia, es el que arroja ONU Mujeres acerca de que las científicas mujeres han dirigido investigaciones pioneras en materia de salud pública, vacunas, tratamientos y tecnología innovadora, y han trabajado en la primera línea para dar respuesta a la COVID-19 como científicas, trabajadoras de la salud y mucho más.
Sin embargo, la brecha de género sigue siendo un obstáculo, ya que afirman que aunque el 70 % del personal que trabaja en el sector sanitario y de asistencia social son mujeres, reciben una remuneración un 11 % inferior a la de los hombres.
Por último, y con los datos sobre la mesa, hoy más que nunca debemos reconocer las contribuciones de las mujeres en el ámbito científico para poder destruir los estereotipos y erradicar de una vez por todas la discriminación contra las mujeres y las niñas en este campo.
